También iría a uno. Como a ti, me encantan los gatos. Pero si hubiera uno cerca de donde vivo, quizás no iría porque no tengo un gatito para llevar... aunque tal vez se lo pediría a la vecina. Algo así como cuando los adultos quieren ir a ver una película para niños, pero no tienen hijos y piden prestados a sus sobrinos para llevarlos al cine... pero resulta que sus padres ya los llevaron ¡ja!
Los japoneses y sus cosillas, wow.