Pareja: Ninguna.
Personajes: De creación propia
Categoría: Historia original
Genero: Realista.
Clasificación: Todas las edades
Advertencias: Si sois ecologistas no la leais xD.
Yacía en una pequeña colina, simplemente mirando al cielo. El bosque a su espalda le proporcionaba un aroma agradable de vida, lo cual la llevaba a pensar si en realidad ella estaba viva, ya que podía olerlo en el ambiente, pero no en ella misma.
Se irguió lentamente, sin dejar de mirar el cielo. Cogio una botella algo grande y la llevo consigo. Su mirada adquirió un tono melancólico, mientras las gotas la seguían a través de su camino. Intentó no pensar en nada, solo aspirar el ambiente. Las hojas de los árboles ocultaban la entrada del sol, la cubrían de sentir el calor en su cuerpo y la hacían sentir protegida. Sintió una pequeña lágrima asomarse por el rabillo de su ojo izquierdo, pero siguió caminando, lentamente, como en una procesión.
Su vestido con estampado se balanceaba con sus pasos, mientras que sus pies eran heridos por pequeñas ramas y piedrecillas, sin que a ella realmente le importase. Su camino terminaba en la salida del bosque, la cual casi podía ver. Una meta llena de luz del crepúsculo con tonalidades rojizas que significaban la ida del Astro Rey. Llegó al final del bosque y siguió caminando un poco más, hacia donde la hierba casi se encontraba seca. Entonces fue cuando encendió una pequeña cerilla y la arrojó a la última gota del rastro.
El líquido comenzó a consumirse volviendo sus pasos atrás. El sol estaba a punto de ponerse. Conforme éste desaparecía, una luz igual de potente desde esa distancia se abría paso entre los arbustos y árboles. Se sentó donde se encontraba a observar su creación. La luz empezó a volverse cada vez más potente. El aire comenzó a cargarse de un olor que ella creyó que significaba la muerte. Pero era tan hermoso. Una de las imágenes más hermosas que había visto jamás. Los árboles empezaron a consumirse, creando hojas de fuego alrededor de sus ramas, produciendo imágenes que la naturaleza rara vez produce. Los colores llegaban hasta lo alto del cielo, en el que apenas podías ver las estrellas, ya que la belleza y poder de las llamas las opacaba.
Se levantó. Respiró hondo. Ya no sentía el olor a vida. Se sentió algo decepcionada, ya que se dio cuenta de que ella no transmitía ese aroma que hacía a otros sentir vivo. Entonces, se acercó a una de las mayores bellezas antes vistas. El olor a muerte la atrapó. Supuso que de esa manera, ella podría transmitir algo. Respiró hondo y corrió hacia las llamas.